Durante este mes, todo el equipo educativo de la Escuela estamos haciendo una formación para certificarnos en Disciplina Positiva. El primer contacto con el curso ha sido verdaderamente enriquecedor.

Hemos aprendido un poquito sobre Alfred Adler (1870-1937), uno de los primeros precursores de la Disciplina Positiva, que nos muestra un modelo pedagógico en constante actualización y crecimiento y que propone formar relaciones familiares basadas en la comunicación y el respeto. Adler consideraba que “todo ser humano constituye una unidad psicológica en la que todos sus actos, pensamientos, emociones y conductas, conscientes e inconscientes, van dirigidas hacia un fin: obtener sentido de pertenencia y significado”.

Como educadoras estamos aprendiendo un poco más a manejar nuestras emociones y capacitar al alumno para adquirir habilidades que le ayuden  como persona, a cómo poner límites desde la firmeza y la amabilidad y muchas otras cosas que iremos poniendo en práctica poco a poco.

Para Alfred Adler, la primera tarea del educador es mirar en el interior de los niños que tiene delante. Porque lo primero no son los conocimientos que queramos transmitirles, ni las actitudes que deseemos fomentar en ellos, sino lo que ellos llevan dentro. Sólo conociendo y comprendiendo ese formidable potencial podremos acompañarles en su crecimiento.

¡Qué suerte tenemos de poder hacer estas formaciones! Ya os iremos contando un poco más sobre la Disciplina Positiva.